sábado, 2 de noviembre de 2013

Cuando Fernando Alonso pudo ser Vettel




Fernando Alonso tuvo en sus manos cambiar el curso de la historia de la Fórmula Uno en noviembre de 2007 y la suya propia. Una vez conseguida la carta de libertad de McLaren tuvo la oportunidad de fichar por Red Bull. Tras semanas de negociaciones, con reunión incluída en Madrid entre Mateschitz, Berger y García-Abad, el asturiano optó por regresar al entorno familiar, Renault, el equipo donde logró en 2005 y 2006 sus dos títulos mundiales.
El 2 de noviembre de 2007 la escudería McLaren y su piloto estrella Fernando Alonso anunciaban la rescisión de un contrato que les unía hasta finales de 2009. Era el final a una relación de un año en la que el asturiano se sintió engañado por Ron Dennis y menospreciado respecto al teórico segundo piloto, Lewis Hamilton. La relación degeneró hasta el punto de renunciar a los dos años pactados. Sólo había una condición: hasta ese final de 2009 del contrato suscrito, Alonso no podía subirse a un Ferrari, el sueño del asturiano.
Bloqueada su entrada a Maranello y descontando los equipos que ya habían anunciado públicamente sus alineaciones para 2008 y los que no tenían suficiente nivel deportivo, las ofertas más interesantes sobre la mesa fueron las de Red Bull, Toyota y Renault.
Red Bull estaba en los inicios de construir el imperio deportivo que luego ha disfrutado Sebastian Vettel. Además de mucho dinero y motores Renault pata negra, contaban con un equipo de ingenieros de lujo liderados por el mago Adrian Newey, ex jefe de diseño de McLaren y Williams. Alonso tenía incluso amigos procedentes de Renault, como Paul Monagham, su ex ingeniero de pista. Y para redondear el 'dream team' tantearon incluso a Ross Brawn, que entonces disfrutaba de año sabático de su puesto como director técnico de Ferrari, asociación que no llegó tampoco a cuajar.
Red Bull lo tenía todo estudiado. Aunque el escocés David Coulthard y el australiano Mark Webber contaban con un año más de contrato, el primero dejaría su volante al asturiano y cumpliría el año firmado en Toro Rosso, el equipo satélite de los austríacos.
Dietrich Mateschitz, el propietario de Red Bull y Toro Rosso, apretó públicamente: "Le queremos, pero como mínimo para dos años y con opción a un tercero. Por lo que he oído, Alonso está hablando con otros equipos de un contrato de un año. Para nosotros, este aspecto es incuestionable. Preferimos esperar y construir un coche capaz de atraer a los grandes pilotos del paddock en 2009".
Flavio Briatore, juez, como mánager de Alonso, y parte, como jefe del equipo Renault, acabó dirigiendo a su piloto de vuelta a casa, donde era estimado, valorado y además con ofertón económico por dos años. "Hice un proyecto de futuro incluyendo a Fernando. Si sus deseos coinciden con los nuestros, será posible", manifestó.
Fernando dijo decantarse por el equipo "donde crecí", por "su compromiso con el deporte y su sólida trayectoria". Prefirió lo 'malo' conocido a lo bueno por conocer, pero trampolín perfecto para luego fichar por Ferrari. No tuvo una bola de cristal que le indicara que Red Bull era la opción buena. Y ahora pena por ello

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